En pro de evitar aumentos significativos en los precios finales de los autos.
En un giro sorpresivo que rompe con décadas de feroz competencia, Honda ha sellado un acuerdo con Toyota para abastecerse de baterías híbridas fabricadas en Estados Unidos. Esta alianza estratégica no nace de la simpatía, sino de la necesidad: evadir los crecientes aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones provenientes de China y Japón.
No pretendemos aquí debatir si los aranceles impulsados por la administración Trump son buenos o malos. Pero si nos remitimos a la historia económica, los países que han adoptado políticas proteccionistas a largo plazo suelen terminar pagando un precio alto. Recuerdo claramente a uno de mis profesores en la universidad: era un férreo opositor de este tipo de medidas. Su argumento era simple: cuando cierras tu economía, pierdes eficiencia, competitividad y, a la larga, oportunidades.
Dicho eso, parece que el objetivo detrás de esta política es claro: forzar a las grandes automotrices a invertir miles de millones en nuevas fábricas dentro de EE. UU.. Pero ahí es donde surgen las preguntas incómodas: ¿realmente están dispuestas las marcas globales a dar ese paso? ¿Cuánto tiempo tomaría construir desde cero toda esa infraestructura de producción local?
Baterías made in USA: el as bajo la manga
A partir de abril de 2025, Honda comprará 400,000 paquetes de baterías al año de la nueva planta de Toyota ubicada en Carolina del Norte. Esta instalación, valorada en 14,000 millones de dólares, no solo representa una de las inversiones más ambiciosas de Toyota en el país, sino que se posiciona como un recurso vital para fabricantes que buscan sortear los obstáculos arancelarios sin perder competitividad.
Mientras el gobierno estadounidense intensifica su política proteccionista —con un arancel del 10% ya vigente sobre importaciones chinas y un posible salto del 2.5% al 25% sobre vehículos fabricados en Japón—, Honda opta por una jugada pragmática: asegurar producción local de un componente clave como lo son las baterías híbridas.
Rivales en pausa por supervivencia
Durante décadas, Toyota y Honda han librado una batalla encarnizada por el liderazgo en el mercado de autos híbridos. Pero las reglas del juego han cambiado. Hoy, mantener márgenes saludables y precios competitivos es más urgente que alimentar rivalidades históricas.
Honda vendió más de 308,000 híbridos en EE. UU. en 2023, y con planes de expandir esa cifra, necesitaba garantizar un suministro robusto, estable y sin cargas impositivas adicionales. El acuerdo con Toyota no solo resuelve eso, sino que le permite mantener su impulso híbrido sin interrupciones logísticas ni escaladas de precio para el consumidor.
Por su parte, Toyota encuentra en Honda un cliente que justifica su multimillonaria inversión en suelo estadounidense, convirtiendo a su planta en Carolina del Norte en un pilar para su futuro y el de otros fabricantes.
¿Qué modelos Honda se beneficiarán?
Aunque aún no hay confirmación oficial de los modelos que recibirán estas baterías, el CR-V Híbrido aparece como uno de los candidatos más probables. Es uno de los pilares del portafolio electrificado de Honda, y asegurar su producción libre de aranceles es clave para mantener su ritmo de ventas en EE. UU.

Este movimiento no implica una alianza tecnológica ni de desarrollo conjunto. No hay reciprocidad en el acuerdo: Honda simplemente comprará baterías a Toyota, sin intercambio de tecnología ni colaboración en I+D.
Una tendencia que se extiende
El caso de Honda y Toyota no es aislado. Volkswagen y Porsche ya están considerando fabricar vehículos en EE. UU. para evitar aranceles. Volvo, por su parte, pospuso el lanzamiento del EX30 en América del Norte debido a un arancel del 100% sobre autos eléctricos chinos. GM y Stellantis también han ajustado operaciones en Canadá y México ante la incertidumbre regulatoria.
Esta tendencia marca un cambio profundo en la industria: la localización de la producción ya no es solo una ventaja logística o de costos, sino una necesidad estratégica para sobrevivir en un entorno de políticas comerciales volátiles.
Un futuro de alianzas inesperadas
Lo que antes parecía impensable —que dos titanes japoneses del automóvil como Honda y Toyota colaboraran—, hoy es una respuesta pragmática a un contexto cada vez más desafiante. A medida que los gobiernos redibujan el mapa comercial global, es probable que veamos más alianzas inusuales, donde la necesidad de adaptarse supera cualquier orgullo corporativo.
En esta nueva era de electrificación y proteccionismo, la agilidad para reconfigurar la cadena de suministro será tan importante como la innovación tecnológica. Honda y Toyota lo entienden, y ya están trazando el camino.