Los aranceles de Trump y la respuesta de Hyundai

Imagen HYUNDAI, CEO Jose Munoz

¿Vuelve la era de la industria automotriz cerrada?

Cuando Donald Trump habla de “proteger la industria estadounidense”, el mundo automotriz tiembla. Ahora, con su regreso al poder en juego y nuevas políticas de aranceles agresivos, ya hay fabricantes que no están esperando a ver qué pasa. Uno de ellos es Hyundai, que decidió invertir más de 21.000 millones de dólares en EE. UU. para blindarse ante lo que muchos consideran un inminente terremoto comercial.

Aranceles que marcan un antes y un después

Trump lo dejó claro: el acero y el aluminio importado serán penalizados con aranceles del 25%. Pero esto no se queda solo en los materiales. La medida impacta directamente a la fabricación de automóviles y componentes que dependen de cadenas de suministro globales.

Y aunque para algunos puede sonar como una política de “America First”, para las armadoras extranjeras con fuerte presencia en EE. UU. el mensaje fue: “adáptate o muere”.

Hyundai responde con fuerza: 21 mil millones de razones para quedarse

La jugada fue rápida, clara y ambiciosa: Hyundai Motor Group anunció una inversión masiva en EE. UU. junto a Trump en la Casa Blanca. ¿La estrella del anuncio? Una planta siderúrgica en Luisiana, valorada en 5.800 millones de dólares, que producirá más de 2,7 millones de toneladas métricas de acero al año.

Este acero de última generación se utilizará para la producción de vehículos eléctricos, especialmente en su “Metaplanta” en Georgia, donde ya se ensambla el Ioniq 5, y próximamente otros cinco modelos de Hyundai, Kia y Genesis.

Imagen RKhalek

Localización como estrategia, no como reacción

Mientras otras marcas aún debaten si mover parte de su producción de México a EE. UU., Hyundai ya ejecuta una estrategia de localización agresiva. Su CEO, José Muñoz, lo dijo sin rodeos: “Invertimos no por incentivos temporales, sino porque creemos que EE. UU. es el mercado más importante para nosotros”.

Esta visión se traduce en una inversión total de $12.600 millones en plantas de autos eléctricos y baterías en Georgia, generando más de 14.000 empleos directos y un impacto estimado de más de 100.000 puestos entre directos e indirectos.

El mensaje de Trump: “los aranceles funcionan”

Durante el anuncio, Trump no ocultó su satisfacción. Aseguró que la decisión de Hyundai demuestra que su política arancelaria es efectiva, y que otras compañías deberían seguir el ejemplo.

“Esta inversión demuestra claramente que los aranceles tienen una gran eficacia”, dijo. “Hyundai pronto producirá más de un millón de automóviles estadounidenses al año.”

Además, aprovechó para recordar que esta será la primera planta siderúrgica de Hyundai en suelo americano, un gesto que refuerza su narrativa de “traer de vuelta” la manufactura.

¿Un nuevo proteccionismo para la era eléctrica?

Aunque las inversiones parecen positivas para la economía estadounidense,  los nuevos aranceles, además de afectar a Corea del Sur, podrían tensionar las relaciones comerciales globales y encarecer los costos para los consumidores.

Las armadoras ahora se enfrentan a un dilema: fabricar localmente con mayores costos fijos o seguir importando y pagar el precio en impuestos. En el caso de Hyundai, ya eligieron el primer camino.

No todos vemos con buenos ojos esta ola de proteccionismo. Pensamos que habrá transferencias de costos a los clientes finales y un inevitable encarecimiento de los autos.

¿Y el resto de la industria?

Fabricantes como Honda ya están evaluando mover operaciones de México a EE. UU. General Motors y Hyundai incluso exploran alianzas bilaterales para compartir plataformas y tecnologías, como una posible camioneta basada en la Chevy Colorado o furgonetas eléctricas Hyundai para GM.

La era de la cooperación forzada podría estar comenzando. Y las decisiones que se tomen ahora marcarán la dirección del sector para la próxima década.

Conclusión: fabricar en EE. UU. ya no es una opción, es una necesidad

Hyundai está jugando ajedrez mientras otros aún juegan damas. Su inversión multimillonaria en EE. UU. no solo busca evitar los aranceles de Trump, sino posicionarse como un líder en electrificación, con producción local, acero propio y una red sólida de empleo estadounidense.

Si Trump vuelve al poder, este será el nuevo estándar. Y si no vuelve, el movimiento igual fortalece la posición de Hyundai en el mercado más competitivo del planeta.

En cualquier escenario, el futuro de la industria ya no se define solo en las pistas, sino en las oficinas de comercio exterior.

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