El fin de una era
Es oficial. Nissan ha cerrado el libro de pedidos del GT-R en Japón, marcando el final de una era para uno de los autos más icónicos y venerados del siglo XXI. Con la producción ya detenida en Estados Unidos y Europa, el telón cae para el legendario R35, un superdeportivo que durante casi dos décadas desafió las leyes de la física y puso en jaque a marcas que cobraban el doble por una experiencia similar.
Pero la gran pregunta sigue en el aire: ¿Es este realmente el final de Godzilla, o simplemente una pausa antes de su próxima resurrección?
Un legado inquebrantable
El Nissan GT-R R35 debutó en el Salón del Automóvil de Tokio en 2007 y aterrizó en Estados Unidos en 2009 como una fuerza imparable. Con su motor 3.8 litros V6 biturbo, un sofisticado sistema de tracción en las cuatro ruedas y un precio relativamente accesible en sus inicios, el GT-R se convirtió en un gigante asesino. Rivales de la talla de Porsche, Ferrari y Lamborghini vieron cómo este titán japonés les plantaba cara en la pista, demostrando que no era necesario gastar una fortuna para tener un auto de clase mundial.
A lo largo de los años, Nissan no dejó de evolucionar su máquina de alto rendimiento. Lo que comenzó con 480 caballos de fuerza terminó con 565 en su versión estándar y 600 en la feroz variante Nismo. Sin embargo, la evolución tuvo un costo. El precio base del GT-R pasó de ser un deportivo “asequible” a un superauto de $124,000 en su versión base, con la edición Nismo superando los $220,000. A pesar de su innegable capacidad, su plataforma envejecida, su cabina algo anticuada y la competencia tecnológica cada vez más avanzada hicieron que su elevado precio fuera difícil de justificar en los últimos años.
¿Último rugido?
El cierre de producción en Norteamérica en 2023 fue solo el principio. Europa le dijo adiós en 2021 debido a las regulaciones de ruido y emisiones, y Australia lo despidió ese mismo año por estándares más estrictos de impacto lateral. Japón, su tierra natal, se mantuvo como el último bastión hasta que Nissan anunció que ya no aceptaría más pedidos, dejando únicamente las unidades ya asignadas para producción como las últimas en ver la luz.
Pero Nissan no ha cerrado la puerta por completo a un sucesor. En 2023, la marca dejó entrever un posible futuro con el Hyper Force Concept, un modelo eléctrico con un diseño radical, desarrollado en colaboración con Polyphony Digital, los creadores del famoso videojuego Gran Turismo. Aunque Nissan no ha confirmado oficialmente que este sea el futuro GT-R, su ADN es innegable: agresivo, futurista y con guiños a la legendaria saga.
¿Qué sigue para Nissan y el GT-R?
Por ahora, Nissan está enfocando sus recursos en otros proyectos. La compañía enfrenta desafíos financieros y la sombra de una fallida fusión con Honda. En un mercado donde los autos eléctricos y los SUV dominan las prioridades de los fabricantes, un superdeportivo de nicho no es necesariamente una prioridad inmediata.
Sin embargo, la historia nos ha enseñado que el GT-R no es solo un auto más en la línea de producción de Nissan; es una insignia de honor, un ícono que ha forjado una legión de fanáticos en todo el mundo. Si regresa, lo hará con una nueva identidad, posiblemente con algún nivel de electrificación. La gran incógnita es si Nissan se atreverá a conservar la brutalidad y el carácter que hicieron del R35 un ícono, o si tomará un rumbo completamente diferente.
Anecdotas inolvidables sobre el Nissan GTR
La historia de Nissan comprando un Porsche 911 Turbo para realizar pruebas y benchmarking es totalmente cierta.
Durante el desarrollo del Nissan GT-R R35, los ingenieros de Nissan necesitaban una referencia para asegurarse de que su superdeportivo estuviera a la altura de los mejores del mundo. Naturalmente, el Porsche 911 Turbo (997) fue el elegido, ya que representaba el estándar de desempeño, tracción integral y calidad de fabricación en esa época.
Lo curioso de la historia es que Nissan compró el Porsche 911 Turbo de manera anónima en un concesionario en Alemania, pero los mecánicos del dealer se dieron cuenta de que algo no cuadraba. Notaron que el auto volvía repetidamente al taller para realizar servicios inusualmente detallados y con un interés excesivo en cómo se comportaban sus componentes bajo distintas condiciones. Fue entonces cuando los técnicos comenzaron a dejar notas en el auto, con mensajes humorísticos como:
“Sabemos lo que están haciendo”o“Buena suerte tratando de vencer a este”
Esto se convirtió en una anécdota legendaria dentro de la comunidad automotriz, confirmando que Nissan estaba tomando muy en serio su misión de hacer del GT-R un verdadero “Supercar Killer”.
Los respetados TAKUMIS, honor a quien lo merece
Los legendarios son los maestros mecanicos, mejor dicho artesanos de Nissan encargados de ensamblar a mano cada motor del GT-R. En los primeros años del R35, solo dos Takumi tenían el honor de ensamblar el motor VR38DETT, pero con la creciente demanda, el equipo se amplió a cuatro. Estos veteranos mecánicos, con décadas de experiencia, ensamblaban cada motor en una sala limpia y controlada dentro de la planta de Yokohama, asegurando una precisión quirúrgica. Como prueba de su maestría, cada motor lleva una placa con el nombre del Takumi que lo construyó, un sello de exclusividad y artesanía que pocos autos en el mundo pueden presumir. Son los verdaderos guardianes del corazón de Godzilla.
El GT-R y la “trampa” en Nürburgring
Cuando Nissan lanzó el GT-R R35, hizo algo que dejó al mundo boquiabierto: marcó un tiempo en el Nürburgring Nordschleife de 7 minutos y 29 segundos en 2008, un registro digno de los superautos más caros de la época. La hazaña puso en jaque a Porsche, Ferrari y otros fabricantes europeos que no podían creer que un auto japonés de menos de $80,000 estuviera alcanzando tiempos similares a los del Porsche 911 Turbo y el Carrera GT.
Porsche, en particular, no se tragó el tiempo. La marca alemana compró un GT-R R35 de stock, lo llevó a Nürburgring y en sus pruebas no pudo bajar de 7 minutos y 54 segundos, muy lejos del tiempo oficial de Nissan. Rápidamente acusaron a Nissan de haber usado neumáticos especiales o una configuración secreta en su intento oficial.
Nissan no se quedó callado. Respondió con un comunicado donde explicaban que su tiempo se logró con un auto totalmente de producción, utilizando los neumáticos opcionales Dunlop SP Sport 600 DSST, que cualquier comprador podía pedir en la agencia. Luego, invitaron a la prensa a ver cómo lograban el tiempo en vivo. Y sí, lo volvieron a hacer.
Este escándalo solo ayudó a cimentar la reputación de Godzilla como un superauto que desafiaba las expectativas y ponía en jaque a los gigantes europeos en su propio terreno
El adiós a un titán
Lo que sí es seguro es que el Nissan GT-R R35 deja una huella imborrable. Durante casi 20 años, este monstruo desafió a la industria y se convirtió en una leyenda viva. No importaba si era en un circuito, en las calles de Tokio o en las autopistas alemanas: dondequiera que aparecía, hacía temblar la tierra.
Si este es el final, Godzilla puede descansar sabiendo que dejó una marca imborrable en la historia del automovilismo. Pero si algo nos ha enseñado este titán japonés es que las leyendas nunca mueren. Solo duermen… hasta que es hora de rugir de nuevo.