¡La F1 se prende!
En una jornada explosiva en el Circuito Internacional de Shanghái, la Fórmula 1 nos regaló una Sprint cargada de adrenalina y una clasificación que reacomoda el tablero del campeonato. Lewis Hamilton volvió a sonreír en lo más alto del podio… esta vez vestido de rojo. Mientras tanto, McLaren sacudió la pista en Qualy y dejó claro que el dominio de Red Bull está bajo amenaza.
Sprint Race: Estrategia, control y un Hamilton implacable
Todos los pilotos arrancaron el Sprint con neumáticos medios, justo lo necesario para cubrir las 19 vueltas sin parar. La clave del día: gestión de neumáticos y paciencia quirúrgica.
Hamilton salió como una fiera, defendiendo la punta desde el arranque. Por detrás, Leclerc y Piastri se medían rueda a rueda, mientras Russell aprovechaba para escalar posiciones y Verstappen comenzaba su cacería.
La degradación empezó a pasar factura a mitad de carrera. El graining obligaba a los pilotos a levantar el pie o arriesgarlo todo. Fue ahí donde la maestría de Hamilton brilló: manejó el ritmo con inteligencia, enfrió los neumáticos cuando hizo falta y atacó cuando tenía que hacerlo.
Verstappen, con DRS activado, no encontraba la tracción necesaria para acercarse. Y cuando parecía que el neerlandés iba a presionar, Piastri apareció con fuerza, amenazando incluso al Red Bull.
La sorpresa llegó en la recta principal: Norris aprovechó el DRS para superar a Max con una maniobra quirúrgica, mientras Hamilton se escapaba con 2.5 segundos de ventaja. Lando también se encargó de Stroll en la última vuelta, aprovechando el desgaste del canadiense.
Con el reloj marcando el final, Hamilton cruzó la meta primero: su primer triunfo vestido de rojo Ferrari, seguido por Piastri y un Verstappen visiblemente incómodo con el desgaste de su RB20.
Clasificación: McLaren saca garras, Norris vuela
Con el sprint terminado, los equipos aprovecharon la data para ajustar sus monoplazas. Setup fresco, rendimiento al límite, y 20 máquinas listas para soltar fuego en clasificación.
En Q1, la pista se fue engomando y los tiempos bajaban con cada vuelta. Hamilton marcó la pauta temprano, pero Piastri y Verstappen respondieron con fuerza. Norris, sin embargo, cometía un error costoso: track limits que le costaban una vuelta válida.
Q2 puso presión en la mesa. Mercedes y Ferrari no encontraban el ritmo mientras McLaren volaba. Norris firmó un brutal 1:30.787 y le sacó los colores a todos. Russell se mantenía cerca, pero Leclerc y Hamilton no lograban acercarse al ritmo papaya.
Ya en Q3, Verstappen marcó un sólido 1:30.925, pero no le duró mucho. Oscar Piastri lo pulverizó con un 1:30.703, aunque el golpe definitivo llegó al final, Red Bull quedó herido y Ferrari desdibujado.
El campeonato se aprieta y la tensión sube
Con estos resultados, el Mundial se calienta: Verstappen ya no tiene la ventaja cómoda de antes, Norris se acerca peligrosamente y Hamilton demuestra que Ferrari puede soñar en grande. En constructores, McLaren y Mercedes acortan distancias con Red Bull, que ahora siente el peso de sus propios errores… y de una parrilla cada vez más agresiva.
