Bentley Continental GT Speed 2025, Una joya híbrida

Cuando me subí al Bentley Continental GT Speed 2024, lo primero que me llamó la atención fue su lujo desbordante. Es un auto realmente muy hermoso por fuera y por dentro es una mezcla de máximo lujo, elegancia con un toque de deportividad lo que genera una estampa sumamente imponente y quizás algo presumida.

Quien pueda tener un Bentley Continental GT Speed, no tiene que presumir, ni comentar cifras de potencia…etc, el auto habla por si solo. Lo tengo en mi top de autos mas elegantes, con un manejo preciso, una mezcla de potencia y suavidad, como pocos autos. La comodidad es absoluta  lo que deseas es tomar carretera inmediatamente. Y cabe destacar que está sumamente bien ajustado, no escuchas crujidos raros, como aunque no lo crean siento es autos sumamente costosos.

Dependiendo de la configuración, el interior puede envolverme en cuero exquisito o en gamuza de primer nivel. La combinación de fibra de carbono, aluminio cepillado o madera de nogal crea un ambiente que es una obra de arte en sí misma. Bentley sigue siendo Bentley.

Silencio, potencia y un V8 con carácter

Presiono el botón de encendido y… silencio absoluto. El nuevo Continental GT Speed es un híbrido enchufable, así que inicia en modo eléctrico. Apenas toco el acelerador y el auto se desliza con una suavidad que parece desafiar las leyes de la física. Es una sensación extraña en un Bentley, pero en cuanto supero el 75% del recorrido del pedal o giro el selector a “Sport”, el V8 cobra vida con un rugido contenido pero inconfundible. No hay sonidos falsos aquí, lo que escucho es pura máquina.

El motor 4.0 V8 biturbo, combinado con el motor eléctrico, entrega 771 caballos de fuerza, convirtiéndolo en el Bentley de producción más potente hasta la fecha. Es una bestia refinada. El empuje es brutal desde bajas revoluciones gracias al par eléctrico, y la aceleración es incesante hasta bien entrada la zona alta del tacómetro.

En el asfalto: Refinamiento y deportividad

Tuve la suerte de poner a prueba el Continental GT Speed en las serpenteantes carreteras de los Alpes suizos, un escenario de ensueño para cualquier entusiasta de la conducción. En los tramos urbanos, el modo eléctrico es una bendición, permitiéndome deslizarme con total silencio. Pero en cuanto el camino se despeja y aparecen las curvas de montaña, Bentley me recuerda que también sabe jugar rudo.

La dirección a las cuatro ruedas hace que el GT Speed se sienta sorprendentemente ágil para su tamaño. No necesito girar demasiado el volante, incluso en curvas cerradas. A diferencia de otros sistemas similares, aquí el efecto es natural, casi imperceptible. Lo que sí noto es cómo la distribución de torque favorece el eje trasero, dándole una actitud más juguetona en comparación con su predecesor.

Las suspensiones con amortiguadores de dos válvulas son otra revolución en esta generación. El auto es una alfombra mágica en carretera abierta, absorbiendo imperfecciones como si ni existieran. Y cuando le exijo en curvas, se mantiene plano, controlado y seguro, gracias a las barras estabilizadoras activas de 48V.

Sin embargo, hay algo que me deja dudas: los frenos. No porque falte potencia de frenado, sino porque la transición entre la regeneración eléctrica y el sistema de frenos tradicionales no es tan lineal como me gustaría. En una conducción normal, esto pasa desapercibido, pero cuando quiero apurarme en una curva, el pedal a veces se siente inconsistente.

¿Y en pista?

Aquí viene lo curioso. Aunque el GT Speed tiene una potencia brutal y una velocidad punta impresionante (156.6 mph en recta principal), en la pista no logra igualar el rendimiento de su predecesor. El extra de peso de la batería (unos 180 kg adicionales) juega en su contra en sectores técnicos. Si bien el torque eléctrico ayuda en la salida de las curvas, la inercia extra le cobra factura en los tiempos por vuelta. En definitiva, es un auto que brilla más en la carretera que en el circuito.

Conclusión:

Un Grand Tourer en su máxima expresión

El Bentley Continental GT Speed 2024 ha logrado evolucionar sin perder su esencia. Sigue siendo el rey de los grand tourers, capaz de devorar millas con una comodidad inigualable y ahora con la opción de rodar en silencio cuando el momento lo amerite. Es un auto que combina lo mejor de dos mundos: lujo sin concesiones y una performance que, aunque no es la más radical, sigue siendo impresionante.

Si me preguntan si la hibridación ha reducido su atractivo, mi respuesta es un rotundo no. Ha cambiado, sí, pero para mejorar su versatilidad. Es más refinado, más eficiente y sigue siendo una máquina de sensaciones al volante.

¿Es más caro? Claro. El GT Speed parte en £236,600 y la versión convertible en £259,500. Pero si quieres el Bentley definitivo, este es el camino a seguir. Y después de manejarlo, te aseguro que el precio deja de importar.

 

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