¿Qué pasaría si le pasas una esponja metálica a la pintura de tu auto?
Pues bien, eso fue exactamente lo que hizo un cliente y amigo con su vehículo de uso diario: un Kia Soul 2.0L 2016, color negro.
¿Cómo terminó en esta situación?
Mientras conducía hacia su trabajo, pasó por una calle donde, accidentalmente, se habían derramado galones de pintura blanca fresca—aparentemente caídos de un camión en movimiento. Al no percatarse del peligro, continuó su marcha sobre la pintura derramada, salpicando todo el lateral del piloto con innumerables gotas blancas.
Hasta este punto, la solución correcta habría sido acudir a un profesional o, en el mejor de los casos, intentar remover la pintura con productos adecuados. Sin embargo, su reacción fue otra: agarró una esponja metálica de cocina, la misma que se usa para fregar ollas y sartenes, y comenzó a frotar la pintura con todas sus fuerzas.
El resultado fue desastroso: arrasó con el acabado de la pintura, dejando la superficie totalmente rayada y opaca. Fue en ese momento que me trajo el auto, convencido de que la única opción era repintarlo.
Evaluación del daño y plan de restauración
Al examinar el vehículo, me di cuenta de que si bien el daño era severo, aún había esperanza de restaurar la pintura sin recurrir a la cabina de pintura. Los autos asiáticos, especialmente los coreanos, como Kia y Hyundai, tienen un clear coat bastante suave y un espesor de pintura bajo—rondando entre 80 y 100 micrones. Esto significa que no había margen para hacer un wet sanding agresivo sin comprometer la integridad del barniz.
Opté por una solución más controlada: un proceso de corrección con pulido intensivo.
El proceso de corrección
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Producto y herramientas: Utilicé mi confiable Rupes con disco de 5” y un pad de microfibra de corte de Meguiar’s, junto con un compound de alto poder de corte, el Scholl Concepts Shock2Cut. Este producto tiene una capacidad de eliminación de defectos equivalente a un lijado entre P1200 y P1500, lo que lo hace ideal para daños severos.
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Primera fase – Corte: Apliqué el Shock2Cut en secciones pequeñas, manteniendo velocidad y presión controladas para nivelar las marcas más profundas sin generar calor excesivo.
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Segunda fase – Refinamiento: Para devolverle el brillo y eliminar cualquier rastro de hologramas, realicé un segundo pulido con Scholl Concepts S30 y un pad de espuma de acabado. Este paso fue clave para lograr una superficie uniforme y un acabado impecable.
El resultado
¡El cambio fue brutal! De una pintura completamente devastada, llena de rayas profundas, logramos recuperar el brillo original sin necesidad de repintar. Una demostración clara de que, con los productos y la técnica adecuada, se pueden revertir errores que a simple vista parecen irreparables.
Moraleja: Nunca, pero nunca, uses una esponja metálica en la pintura de tu auto. Siempre busca asesoría profesional antes de intentar cualquier método casero que pueda terminar costando mucho más.
